Si las necesidades de agua son fundamentales en cualquier organismo, para una mujer embarazada, estas necesidades son de extrema importancia. Durante el embarazo o la lactancia, el volumen total de agua en la mujer aumenta aproximadamente 7 litros, de los cuales, dos terceras partes son necesarios para la madre y el tercio restante ( 2,5 litros) lo es para la unidad feto-placentaria (placenta, líquido amniótico y feto).
Actualmente no es necesario incidir sobre la absoluta conveniencia de limitar las bebidas excitantes y alcohólicas durante el embarazo. Sin embargo, muchas mujeres aún ignoran que deben consumir más agua. Aproximadamente 2 litros por día. La absorción del agua permite a la mujer gestante luchar contra las infecciones urinarias y el estreñimiento. Estas dolencias son muy frecuentes entre las mujeres embarazadas. Beber suficiente agua facilita además el buen funcionamiento de los riñones.
¿Qué agua beber durante el embarazo?
Preferentemente un agua mineral natural, exenta, por definición de cualquier tipo de polución.
En general, el cuerpo médico recomienda durante el primer ciclo del embarazo (hasta el cuarto mes) consumir aguas poco mineralizadas. A partir del cuarto mes de embarazo se aconseja seguir un régimen pobre en sodio, porque el exceso de sal favorece la aparición de edemas (retención de líquidos). Por tanto hay que evitar las aguas sódicas y decantarse por aguas diuréticas (bajas en sodio) que favorecerán el trabajo de los riñones y la eliminación de líquidos.
Generalizando, podemos decir que conviene beber aguas de mineralización ligera. Una moderada cantidad de calcio en el agua ayudará a la correcta mineralización del esqueleto gestante.
Beber para una correcta lactancia.
La lactancia es la mejor manera de responder a las necesidades del bebé. Durante la lactancia, la elección del agua es especialmente importante porque la leche que el bebé toma directamente del pecho materno está constituida, en su práctica totalidad (aproximadamente un 87% ), por el mismo agua que haya bebido la madre.
Por tanto es muy conveniente que la madre lactante beba aguas que no presenten sulfatos, cloruros, magnesio, en cantidades abusivas. La madre podrá así, conservar una alimentación diversificada y equilibrada.
Las cantidades de calcio que se necesitaban en la gestación para la correcta mineralización del esqueleto fetal, servirán ahora, durante la lactancia, para la leche materna.
La mujer lactante puede también consumir aguas gaseosas, pero evitando el exceso, ya que este tipo de aguas son generalmente muy ricas en sodio.
Si quieres saber más lee https://lebanza.com/agua-mineral-durante-el-embarazo-todo-lo-que-necesitas-saber/